
Yo recuerdo tus ojos
cuando hablabas del aire
porque el cielo venteaba en tus pupilas.
Yo recuerdo tus manos -hace frío-
arropándome al lecho como copos
de nieve enamorada.
La luz era contigo
más clara
la alegría en tu boca era tu boca
y el jardín era la sombra porque cuando decías
jugad en el jardín
nos cubrías de un tenue perfume de enramada.
José Agustín Goytisolo
(Elegías a Julia Gay, Visor, Madrid, 1993, pág. 45)
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